Invictus, y no porque sea una película de Clint Eastwood bien narrada
y desarrollada, ni por la actuación magistral de Morgan Freeman, mi favorito para el Oscar de actor principal, ni tampoco porque sea histórica, que nunca viene mal un poco de culturilla. Hay que verla porque es una película que va de esperanza, de cambios, de integración, de poner la otra mejilla, de perdón y reconciliación, cosas que hacen falta más que nunca hoy en día. Aunque puedan fatigar un poco las escenas de rugby merece la pena ir al cine a ver este film.
